Undead Labs presenta uno de los juegos descargables más ambiciosos de Xbox 360, un título de mundo abierto que nos pone en el centro de un apocalípsis zombi con una meta clara: sobrevivir. A toda costa, pero de forma razonada.
Supervivencia
La aventura se inicia controlando a Marcus, un hombre que debe dirigirse a un pequeño refugio para ponerse a salvo. El primer segmento del juego sirve a modo de tutorial, si bien es cierto que no estamos ante el tradicional abuso de consejos o pistas, sino que se va a aprendiendo sobre la marcha cómo se lleva a cabo el sistema de combate, la exploración, recolección de items y otros elementos. Sin embargo, este primer segmento es puro trámite, porque el juego verdaderamente se abre con la llegada de Marcus y el resto de supervivientes a la primera ciudad. En este punto, State of Decay abraza de forma total el concepto de sandbox del que hablábamos con anterioridad.
Es importante aclarar que State of Decay no hay un protagonista al uso, sino varios personajes que podemos controlar dependiendo de nuestra reputación. Para poder aumentarla deberemos superar misiones -con Marcus u otro personaje que hayamos hecho nuestro amigo-, recoger provisiones de cualquier sitio que hallemos o simplemente matar zombis. La reputación tiene otras implicaciones más directas, por ejemplo, si tenemos suficiente podremos recoger armas, medicamentos u otros elementos del alijo de la comunidad de supervivientes, pero si no, estamos vendidos. La supervivencia del grupo es la clave para el avance en el título, algo que se lleva a sus ultimas consecuencias haciendo que la muerte de los personajes sea permanente. Es decir, que si vamos a lo loco y matan a quien estamos controlando, no habrá opción de cargar la partida y recuperarlo: habrá desaparecido para siempre. Antes de morir, no obstante, podremos intentar reanimarlo pulsando repetidamente un botón.
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